Comienza el cambio: Cuaresma
Te invito a que en
este tiempo de cuaresma revises tu vida como cristiano, como
discípulo de Cristo. Te pueden ayudar estos consejos:
Conviértete.
De corazón. No te preocupes por la fachada, por el envoltorio. Jesús
te conoce de sobra.
Ubícate.
Utiliza para tal fin "el GPS de los evangelios." En
especial, el pasaje de Lucas (4,1-13).
Ayuna.
Levántate todos los días con hambre de justicia. Acude a tu trabajo
con hambre de solidaridad. Relaciónate con tus hermanos con hambre
de fraternidad.
Reza.
Cierra las puertas de los ruidos, de las prisas. Y, ahí, en lo
escondido, en el interior de tu corazón ama, ora y habla a Dios de
los hombres y a los hombres de Dios.
Escucha.
Precisamente porque Dios te ha dado una boca y dos oídos, escucha el
doble de lo que hablas.
Santifícate. Dios,
a través de este tiempo de gracia, te envía un mensaje "La
cruz es ante todo una declaración de amor". Recuerda que una
persona santa no es aquella que nunca cae, sino la que siempre se
levanta.
Mira.
A tu alrededor. No es la cuaresma un tiempo para caminar solo. Sólo
los que tienes ojos pueden ver las necesidades de los otros y
convertirse en cirineos de tantas personas.
Ama.
Pues sin amor despídete de entender a Dios, porque Él es eso,
precisamente Amor.
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